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jueves, 23 de abril de 2009

Hablemos de feminismo...

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Esto que leeran a continuacion me lo encontre en un blog a cargo de una MUJER COLIBRI y al leerlo me enamore perdidamente de ella (ja ja ja). Esta muy interesante, se los dejo para que mediten un poco:
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Hay muchos tipos de feminismo. No me gusta considerarme dentro de estas categorías porque existe un feminismo muy extendido que se forma a partir de los mismos criterios de diferenciación entre sexos que hacen del machismo algo tan detestable, entonces no tienen una base ontológica (por decirlo de alguna manera) que realmente las distinga de aquella postura a la que critican. Probablemente [de hecho] desarrollé esta aversión porque una mujer muy cercana a mí lo predica desde hace tiempo y terminó por fastidiarme: hombres y mujeres somos por naturaleza super-diferentes y los hombres son unos cabrones injustos (agregado: pobrecitas de nosotras).
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Pero, por otra parte, mis ideas podrían ser catalogadas como "feministas". Creo que soy más de una tendencia "humanista", pero para mi desgracia ese término ya lo agandallaron unos fulanos del siglo XVI con una onda un poco diferente a lo que me refiero, en fin.
Mi primera postura es que el machismo es una ideología que adopta TODA UNA SOCIEDAD (idea nada nueva), por lo tanto decir que sólo los hombres las llevan a cabo o que las imponen a las mujeres es una manera de quitarnos la cualidad activa y también considerarnos como débiles (para que nos sometan, digo) y por lo tanto le estamos confirmando esta actitud.
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La siguiente es que el machismo es una actitud que no sólo perjudica a las mujeres, sino a la sociedad en conjunto porque establece cánones de comportamiento a los sexos, limitando así su expresión humana. Así como las mujeres nos vemos limitadas a ser recatadas, sumisas, cuidadosas, chiquiadas, débiles, dependientes, coquetas, etc., los hombres se ven limitados a ser activos, fuertes, protectores, proveedores, a no demostrar abiertamente sus sentimientos, etc. Entonces el ser humano coarta su libertad de "ser". Una mujer tiene tanto derecho de ser independiente y poco recatada como un hombre de ser dependiente y sensible sin que lo tilden de mantenido o maricón.
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La contestación, bastante natural, a este modelo ha sido rechazarlo pero, como ya dije, a partir de las mismas bases ontológicas (al menos en un principio), y luego estableciendo que todos tenemos las mismas capacidades y que por ello podemos ocuparnos de las mismas cosas. Pero esta lucha por la igualdad entre sexos no ha visto por una verdadera repartición de las actividades, sino que se limita a que las mujeres nos dirijamos al "territorio masculino" despreciando aquellas actividades estimadas como "femeninas", por ejemplo, cocinar, cuidar la casa, cuidar a los chamacos, etc. hasta llegarlas a considerar como mediocres (el disco de Ximena Sariñana hace alusión precisamente a ese concepto... y sin embargo me gusta mucho) o vergonzosas. Y ¿qué tenemos? un desprecio por aquello "femenino" en lugar de una reivindicación (que se inclinaría más a la igualdad de sexos), reconociendo que "podemos ser tan hombres como los hombres". Y es que al final de cuentas ¿quién no necesita comida y casa limpia? ¿es justo negarse el placer de la procreación [y no sólo en el aspecto sexual] sólo por el miedo de ser controlada o mediocre? No es que defienda estos "aspectos femeninos", sino que justamente pretendo quitarlos de ese tilde y colocarlos en la categoría de humanos y por lo tanto admitir que hombres y mujeres podemos [y debemos] hacernos cargo de ellos sin sentimientos repulsivos. Nos debemos permitir las imposiciones que nos limitan a algunas actividades sólo por nuestro sexo: mujer-cuidar hijos, hombre-proveer, sino aceptarlas (o no, por supuesto) por decisión propia.
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En el blog de
Alejandra encontré un post cuyo tema central era un artículo de El Universal donde señalaban que varios clérigos acusaban a las mujeres de provocar la violencia que los hombres ejercían sobre ellas (entiéndase, violación o acoso). En el dicho post, Alejandra expresaba sus opiniones al respecto, y muchas de ellas las comparto. Por ejemplo, la más obvia: que es una idea burdamente primitiva la de considerar a las mujeres culpables de la violencia que cae sobre ellas, como si los pobrecitos hombres no pudieran controlar sus impulsos.
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Y luego la del concepto del "hombre caballeroso". Aunque esto no creo que sea precisamente "violencia" como ella lo retrata, sino más bien una "cortesía" sintomática de la percepción que se tiene de los sexos. Tanto ella como yo descubrimos un buen día que la caballerosidad era una expresión, digamos la bondadosa, del machismo. Ceder el asiento, abrir la puerta, etc. son actos de cortesía que tienen implícito una caracterización de la mujer como débil; permitir que el hombre pague es aceptar una dependencia económica en su expresión más arcaica (si lo aceptamos sólo porque es hombre y la otra mujer). Desde que me dí cuenta de ello he tratado de evitar esas actitudes en mis relaciones con los hombres, es decir, que me "traten bien" sólo por ser mujer. Entonces me he enfrentado a situaciones un tanto incómodas, la que más me recuerda fue cuando fuí con un amigo a comer al barrio chino y a la hora de pedir la cuenta (yo la pedí) el mesero se la entregó a él y yo la tome de las manos del mesero (sin arrebatos). El señor se sacó de onda y entendí que en ningún momento lo hizo con intenciones maliciosas u ofensivas y que era un acto de genuina cordialidad. No es que esté en contra de la cortesía, pero no quiero que sean amables conmigo sólo por ser mujer sino porque soy humana, y quiero que me permitan tener atenciones con ellos sin que se sientan humillados porque una mujer los provea o proteja.
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Y mucho menos niego mi feminidad, es decir, mi ser mujer: mi cuerpo es de mujer y me gusta, cada curva, cada extracto; me gustan los hombres y me gusta gustarles por ser mujer. Uso faldas porque son cómodas y bellas (sí, esa estética que está "impuesta" por la sociedad pero que ya la he interiorizado lo suficiente como para llamar mía) no uso tacones porque me lastiman, limpio la casa porque es necesario, no cocino porque lo detesto, amo a los niños pero no estoy obligada a tenerlos, estudio, discuto, alzo la voz, expreso mis sentimientos y me doy mi tiempo para librarme de ambiciones y sentirme bien con lo que soy. Me dejo cuidar y apapachar y también prodigo amor y ternura. Soy mujer en una sociedad. Soy mujer en un mundo biológico. Pero yo decido qué tipo de mujer soy.

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Adriana Gorra
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Mis saludos y mi respeto para esta niña, la verdad estoy y continuo con la boca abierta.
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Tengan un excelente dia...
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Piensen positivo....

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